Algunos de los trastornos más comunes y debilitantes del mundo, comprendidos algunos defectos congénitos, el retraso mental y del crecimiento, la debilidad del sistema inmunitario, la ceguera e incluso la muerte, se deben a una alimentación carente de vitaminas y minerales (comúnmente denominados “micronutrientes”). El consumo insuficiente de fruta y hortalizas es uno de los principales factores de tal falta de micronutrientes.

Por lo tanto, para los educadores en nutrición suele ser prioritario fomentar el consumo de fruta y hortalizas. Sin embargo, la mayoría de la población sigue sin consumir suficientes de estos alimentos, según indica un informe FAO/OMS de expertos en alimentación, nutrición y prevención de enfermedades crónicas, presentado este año.


Si bien la investigación revela que lo mejor es tomar nueve o diez porciones de fruta y hortalizas al día, las normas alimentarias tienden a recomendar un mínimo de cinco porciones al día [vea el articulo relacionado,"¿Qué es una porción?"]. Pero otros estudios indican que la mayoría de la población no satisface siquiera la mitad de este objetivo.

Esto resulta particularmente inquietante dado que estudios científicos recientes indican que la fruta y las hortalizas no sólo contribuyen a prevenir los trastornos causados por la falta de nutrientes, sino que también reducen el peligro de padecer enfermedades cardiovasculares -otra de las principales causas de enfermedad y muerte en todo el mundo- y distintos tipos de cáncer.

El aumento de las enfermedades no contagiosas tanto en los países ricos como en los países pobres se debe, en parte, a la disminución de la actividad física y a un consumo excesivo de energía alimentaria. Pero la OMS atribuye alrededor de tres millones de muertes al año por esas enfermedades al consumo insuficiente de fruta y hortalizas, factor de riesgo casi tan fatal como el consumo de tabaco y el sexo sin precaución.

“En estos momentos es un gran desafío para la salud pública incrementar el consumo de fruta y hortalizas”, afirma Kraisid Tontisirin, Director de Alimentación y Nutrición, en la FAO.

La población no consume fruta y hortalizas por distintas razones: el costo, la conveniencia, el sabor y prejuicios, entre otras. Pero conforme la ciencia reitera la importancia del consumo de estos alimentos, los organismos nacionales de salud, los representantes de la industria y las organizaciones internacionales, comprendida la FAO, están colaborando para tratar estos problemas y encontrar la forma de incrementar el consumo de fruta y hortalizas en todo el planeta.

¿Por qué son indispensables la fruta y las hortalizas?

Para comenzar, porque contienen muchas vitaminas y minerales, que cumplen toda una serie de funciones en el organismo: la vitamina A, por ejemplo, mantiene la salud de la vista y la inmunidad contra las infecciones; el potasio favorece el correcto funcionamiento del sistema nervioso y los músculos; y las vitaminas del grupo B son necesarias para transformar los alimentos en energía. (El ácido fólico, una de las vitaminas del grupo B más frecuentes en los alimentos, también contribuye a reducir el peligro de transmitir defectos neurológicos congénitos y a prevenir cardiopatías).

Otros micronutrientes presentes en la fruta y las hortalizas, como la vitamina C y la vitamina E, tienen muchas propiedades antioxidantes que protegen las células de los agentes cancerígenos. La vitamina C, en particular, puede incrementar la absorción de calcio, mineral esencial para la salud ósea y dental, así como la de hierro de otros alimentos (la falta de hierro puede causar anemia, uno de los trastornos más graves asociados a la alimentación, que padecen unos 2 000 millones de personas en todo el mundo).

Muchas frutas y hortalizas además contienen una gran cantidad de fibra, que ayuda a eliminar a través de la digestión sustancias que pueden ser nocivas y a reducir los niveles de colesterol.

Se piensa que gran parte de la fuerza de la fruta y las hortalizas procede de unas sustancias denominadas "fitoquímicas". Las plantas producen estos singulares compuestos para protegerse contra los virus, las bacterias y los hongos.

En los últimos 10 años los científicos han comenzado a aislar cientos de estos compuestos y a descubrir el gran alcance de sus beneficios para la salud. Pero el mecanismo exacto a través del cual las sustancias fitoquímicas defienden la salud, no está claro todavía. Los científicos sospechan que puede deberse a repercusiones individuales y a su interacción, tanto en el mismo alimento como con las sustancias fitoquímicas de otras frutas y hortalizas, así como con las de los cereales integrales, las nueces y las legumbres. Los nutrientes de otros tipos de alimentos también pueden ser un elemento importante del conjunto, porque se conoce que la absorción y el aprovechamiento de algunas vitaminas y minerales –y determinadas sustancias fitoquímicas- dependen de otros nutrientes.

“La mejor recomendación es diversificar lo más posible la alimentación”, explica William D. Clay, Jefe del Servicio de Programas de Nutrición, de la FAO. Este es uno de los principales mensajes de la campaña de la FAO denominada “Aproveche al máximo su alimentación”, iniciativa de información pública orientada a promover una alimentación apropiada y formas de vida saludables. “Consumir una abundancia de fruta y hortalizas en el marco de una dieta diversificada contribuirá a satisfacer las necesidades de nutrición”, afirma Clay [vea el articulo relacionado, "La clave está en el color"].

Un desafío –y una oportunidad- para la agricultura

Con lo difícil que puede ser lograr que la población haga caso de un mensaje sencillo, como: “consuma más fruta y hortalizas”, el verdadero desafío puede encontrarse en los sistemas de suministro y distribución de alimentos del mundo. La FAO está interviniendo para asegurar que la agricultura, en particular en el mundo en desarrollo, ayude a satisfacer la demanda de alimentos saludables.

“Uno de los principales objetivos es asegurar que el incremento de la producción no comprometa la inocuidad y el valor nutritivo de los alimentos”, explica Alison Hodder, oficial de agricultura de la Dirección de Producción y Protección Vegetal de la FAO.

La Organización fomenta las buenas prácticas agrícolas y colabora con diversos asociados en la elaboración de un marco general para los sistemas de producción de alimentos, que sea a la vez económico y sostenible desde el punto de vista ambiental. Como el período de cosecha de muchos frutos y hortalizas puede ser limitado, la FAO también ofrece información sobre los mejores métodos de conservación de los productos (por ejemplo: secado, elaboración química y tratamientos con calor), que conserven a la vez la máxima cantidad de nutrientes.

Otro objetivo de la FAO es contribuir a que la población tenga más acceso al consumo de fruta y hortalizas. En las zonas rurales, la FAO se esfuerza por divulgar información de horticultura y nutrición, fomentando en las comunidades la producción y el consumo de una variedad de cultivos. En las zonas urbanas la FAO ha presentado la iniciativa “Alimentos en las ciudades”, que es un programa concebido para asociar las estrategias de producción a las de transporte, almacenamiento y comercialización, y atender cuestiones críticas como la pobreza urbana y el costo de los alimentos.

La difusión cada vez más mayor de los beneficios del consumo de fruta y hortalizas ofrece a los productores una ocasión irrepetible de incrementar su producción e participar en nuevos mercados. “La clave es utilizar técnicas como la programación de cultivos, que ayuda a los productores a programar la producción de fruta y hortalizas durante el año –explica Hodder-. La agricultura puede abrirse para satisfacer las necesidades cada vez mayores del consumidor, siempre que el productor sepa anticiparlas”