
Andrés Moya, director del CSISP, afirma que en unos cinco años será posible incorporar este microrganismo en chicles, yogures y pastas de dientes, además de medicamentos específicos. De esa manera, el consumo de estos productos podrá auxiliar en la prevención de una del as principales enfermedades bucales.

A partir de esta descubierta, se vio la posibilidad de incorporar este microrganismo en aquellos que no lo tienen a través de alimentos y remedios. “Todavía se desconoce si hay una predisposición genética para que alguien cuente con esos microorganismos, pero el objetivo es meter ese bichito en las personas que no tienen esa capacidad para desarrollarlos”, explica el director del CSISP, Andrés Moya.
La descubierta también podrá contribuir para que se adecue la alimentación de una persona al tipo de microorganismos que posee, y así asimilar mejor las digestiones y neutralizar dolencias como los cólicos o intolerancias de los celíacos.
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