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domingo, 23 de junio de 2013

Un escudo para cada piel

Los nórdicos tienen la piel blanca, los ojos azules y el pelo rubio o pelirrojo porque sus cuerpos no han necesitado batirse en duelo con el sol. Los africanos, en cambio, sí. Su piel negra es la mejor prueba de que ponerse moreno no es una cuestión de estética, sino de salud. Salvo raras excepciones, ellos nunca se queman con el sol, que es lo verdaderamente peligroso. Siglos de evolución bajo la insistente presencia solar les permite disfrutar de una inmunidad natural frente a los rayos ultravioleta, que el resto de habitantes del planeta carece. Saber hasta qué punto nuestro pellejo es capaz de soportar los envites del sol resulta determinante no sólo para elegir la crema solar adecuada, sino para evitar también un cáncer de piel, que es de lo que se trata. 
La Asociación Española contra el Cáncer ha puesto en marcha, como cada año, una campaña itinerante para informar pueblo a pueblo, persona a persona, el riesgo de cada uno a sufrir un melanoma. El cáncer de piel es de los que mejor pronóstico tienen. En la actualidad, logran sobrevivir a él de un 90% a un 95% de los afectados. Las cifras son muy buenas, pero insuficientes. Las muertes por cáncer de piel han aumentado en España un 20% en los últimos 20 años, a una desconcertante y asombrosa velocidad de un punto por año.

Lo trágico del melanoma no es que mata a muchísima gente, que también; sino que la mayoría de sus víctimas son personas jóvenes de 20 a 40 años. El riesgo de desarrollar un cáncer de piel puede reducirse, según la industria farmacéutica hasta un 75% si durante los 18 primeros años de vida se siguen hábitos adecuados de fotoprotección. Las quemaduras solares, tierra abonada para el melanoma, brotan durante un tiempo y, aparententemente, desaparecen, pero no es así. La piel es de los órganos que mejor memoria tienen. Cada quemadura no sólo daña el cuero que vemos despellejarse, sino también las células encargadas de reparar los daños que afectan al ADN. Con el paso de los años, la suma de una quemadura con otra da como resultado un tumor.


                                                               
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El cuerpo se quema
                                 

¿Qué ocurre en nuestra piel cuando nos quemamos? La piel consta de tres capas. La más superficial, la que vemos, se llama epidermis y bajo ella, de manera escalonada, se sitúan la dermis y la hipodermis, un tejido graso en cuyo interior proliferan, entre otras unas células llamadas melanocitos, según explica el catedrático en Dermatólogía José Luis Díaz Pérez. Los melanocitos se ocupan de defenderla frente a la acción del sol y para ello sintetizan una sustancia de color oscuro lamada melanina, que es la que actúa como escudo frente a los rayos solares. Cuando una persona se somete a baños de sol continuo, en la playa, de paseo, haciendo deporte, el cuerpo se ve incapaz de producir la melanina necesaria y la piel se quema.
Entonces, ¿cómo debe elegirse la protección solar? En función del tipo de piel de cada uno, lo que los especialistas llaman el fototipo o lo que es lo mismo la capacidad dérmica para asimilar la radición solar. El mercado ofrece hoy cremas que favorecen el bronceado, sin necesidad de abrasarse la piel. El factor de protección que se seleccione deberá ir en consonancia con la palidez o el moreno natural de cada cual. Con el factor máximo, 50, uno nunca se equivoca, pero por norma cuanto más blanco se es, mayor protección se requiere


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De Julianne Moore a Denzel Washington

Las pieles celtas, blancas como la leche, como las de las actrices Julianne Moore o Nicole Kidman, deben evitar las radiaciones altas y protegerse con las cremas más potentes. Como consejo general, la crema ha de darse en abundancia, antes de exponerse al sol y renovarse cada dos horas y después del baño. Si tiene usted una de estas pieles, clara y con pecas, no se esfuerce. Por mucho que se empeñe, no se va a poner moreno, siempre se quemará. Protéjase con un factor 50.
La de Cameron Díaz es una piel germánica. Clara, fina y sensible. Son pieles que más que ponerse morenas se enrojecen. Requieren, como las celtas, una protección muy alta porque se queman al primer contacto con el sol. En una gama mixta se situaría la piel de Cindy Crawford, que es la que suelen tener las pesonas con una mínima tonalidad marrón, ojos castaños y grises, las típicas de Europa, denominadas caucásicas (la nuestra, vamos). Se queman ocasionalmente y se broncean de manera moderada. Su protección ha de ser de tipo medio, 20-30.
La piel tostada o ligeramente amarronada, como la de la cantante Rosario, se denomina de tipo Mediterráneo. Es un cuero que se broncea con facilidad y que se quema en contadas ocasiones, a menudo por excesiva confianza en él. Como en el caso de las pieles mixtas, requiere una protección media.

Mejor protección natural gozan las personas de piel morena o amarronada intensa, como la cantante Jennifer López. Es la típica de las razas amerindias, indoasiáticas y sudamericanas. Casi nunca se queman, pero una protección media tampoco les vendrá mal. La defensa natural ideal es la de personas como Denzel Washington. Piel negra, con pelo y ojos oscuros. El sol puede oscurecerles ligeramente, pero con su protección natural, generalmente, les es suficiente. Los especialistas, en todo caso, recomiendan que las personas de pieles oscuras se den un mínimo de protección para evitar todo riesgo.
La elección definitiva dependerá, al final, del caso concreto de cada uno. El médico de cabecera y el farmacéutico pueden ayudarle a decidirse por una o por otra, en función de sus necesidades. La elección más sabia, en cualquier caso, es protegerse, a cualquier edad. Sobre todo los niños y jóvenes, pero también adultos y mayores.F: ElCorreo.com
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