El exceso de cobre en el organismo aumentaría el riesgo de que una persona desarrolle alzhéimer, trastorno neurodegenerativo, caracterizado por la pérdida progresiva de la memoria.
Investigadores del Centro Médico de la Universidad de Rochester , en Estados Unidos, determinaron que, tanto en ratones como en humanos, un exceso de cobre en el organismo favorecería la acumulación de toxinas en el cerebro y esto aumentaría la proliferación de placas relacionadas con el alzhéimer.
El reporte, publicado hoy martes en la revista Proceedings of The National Academy of Sciences (PNAS) , da una nueva pista en la comprensión de un trastorno que afecta a más de 36 millones de personas en el mundo.
Placas clave. Para entender esta investigación, debe primero comprenderse que el alzhéimer está relacionado con la formación de placas en el cerebro. Estas placas están formadas de una proteína llamada beta-amiloide.
Bajo condiciones normales, la proteína beta-amiloide es removida por una liproteína llamada LRP1. Esta última proteína contribuye con la distribución de la sangre al cerebro.
Cuando la LRP1 se encuentra una beta-amiloide en el cerebro se “mezcla” con ella y luego, la remueve, al tiempo que le da mayor irrigación sanguínea al cerebro.
Cuando una persona tiene alzhéimer, la LRP1 no remueve bien las beta-amiloides, lo que ocasiona que éstas formen placas en el cerebro y conduce progresivamente a la pérdida de la memoria.
Los científicos hallaron que una acumulación excesiva de cobre en el organismo daña el sistema por el cual se remueve la proteína beta-amiloide del cerebro.
“Este daño que el cobre le causa al sistema es uno de los factores claves que hacen que los beta-amiloides formen placas en el cerebro que desarrollen posteriormente los síntomas del alzhéimer”, expresó en un comunicado de prensa Rashid Deane, científico y autor principal del reporte.
Este nuevo estudio también señala que el cobre puede acumularse en el cerebro y formar una barrera que impida el paso de la sangre y acumule toxinas en distintas partes del cerebro.
Esta acumulación de cobre también causaría que el cerebro no distinga qué debe entrar y qué debe salir de las neuronas, lo que causa aún mayor acumulación de toxinas, que junto con las placas beta-amiloides promueven el desarrollo del alzhéimer.
“La clave es dar con el balance entre tener poco y mucho cobre en el cuerpo”, concluyó Deane.F: LaNacion
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