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lunes, 8 de abril de 2013

Algunas enfermedades, entre ellas cánceres, desaparecen sin fármacos, tratamientos ni cirugía


Aunque se han notificado casos de cánceres de piel y de riñón que se desvanecieron y el neuroblastoma, un tumor infantil poco usual, puede desaparecer sin ser tratado, la mayoría de los casos de cáncer que desaparecen solos, en lo que se conoce como curación espontánea, son considerados “una rareza clínica“, según de ‘The New York Times‘ (NYT).
Un estudio realizado con más de 200.000 mujeres noruegas y publicado en ‘The Archives of Internal Medicine’, sugiere que incluso los cánceres de mama invasivos, en ocasiones, podrían desaparecer sin tratamiento y en una cantidad significativa de pacientes mayores.
El diario estadounidense ha recogido un estudio realizado en Noruega y publicado en ‘The Archives of Internal Medicine’, que sugiere que incluso los cánceres de mama invasivos, en ocasiones, podrían desaparecer sin tratamiento y en una cantidad significativa de pacientes mayores.
En este estudio, dirigido por los doctores H. Gilbert Welch, Per-Henrik Zahl y Jan Maehlen, fueron comparados dos grupos de mujeres de entre 50 y 64 años de edad, en dos lapsos de 6 años consecutivos cada uno.
En uno de los grupos había 109.784 mujeres, que fueron estudiadas entre 1992 y 1997 y a las que se les efectúo una sola mamografía; en el otro había 119.472 féminas, que fueron analizadas entre 1996 y 2001 y a quienes se practicó una mamografía cada dos años.
Tumores en retroceso
Según los investigadores, el resultado esperable era que ambos grupos se hubieran detectado similares cantidades de cánceres de mama, ya fuera al final o durante los períodos de estudio.
Pero se comprobó que en el grupo mamografiado regularmente sufrieron un cáncer de pecho invasivo 1 909 mujeres en seis años, y en el grupo sometido a una sola mamografía hubo 1 564 mujeres con el mismo diagnóstico en el mismo lapso.
Aunque hay otras explicaciones para este fenómeno, para el doctor Welch, de la Escuela de Medicina Geisel en Dartmouth (EE.UU.) la explicación más probable es que “hay algunas mujeres que tienen un tumor en un momento de su vida y luego no lo tienen“, es decir que sus tumores han desaparecido.
Aunque algunos expertos rechazan o desestiman la idea de una curación espontánea, otros profesionales como el doctor Robert M. Kaplan, de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de California en Los Ángeles (EE.UU.) ha expresado, a través de un editorial, su interés sobre este estudio.
“Si otras investigaciones confirman estos resultados, en un futuro podría ser posible que algunas mujeres optaran por la denominada “observación o terapia expectante”, que incluye el control periódico del tumor mamario para comprobar si crece”, ha declarado el doctor Kaplan al NYT.
Por su parte, un equipo español ha investigado a qué se debe que algunos tumores desaparezcan por completo o su tamaño se reduzca notablemente, sin ninguna intervención terapéutica convencional, y sus conclusiones han sido recogidas en las revistas científicas ‘European Journal of Gastroenterology & Hepatology’ y ‘Digestive Disease Sciences’.
Los autores han revisado los casos de regresiones espontáneas (totales o parciales y no atribuibles a cirugía o terapia oncológica) de tumores recogidas en la literatura médica entre 1978 y 2007, constatando que es un fenómeno más común en los hepato-carcinomas (cánceres de hígado) que en otros tumores y que estos casos son más habituales de lo que se creía.
Según el hepatólogo Bruno Sangro, de la Clínica Universitaria de Navarra (España), coordinador de este trabajo, se calcula que la regresión parcial ocurre entre dos y cuatro casos de cada mil, y que del 1 al 2 por ciento de los pacientes pueden experimentar algún tipo de regresión, en la que el tumor encoge o se achica.
Según los autores de este estudio, en las regresiones podrían intervenir factores  inmunológicos, que permiten que el paciente desarrolle una potente respuesta defensiva contra la enfermedad y el ritmo de crecimiento del tumor, ya que cuando éste crece demasiado rápido, no le da tiempo a tejer una red de vasos sanguíneos lo bastante eficaz como para nutrirlo.
Diabetes “de ida y vuelta”
Aunque no puede considerarse estrictamente una curación espontánea, un nuevo estudio dirigido por el doctor Edward Gregg, de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC), ha demostrado que aunque la remisión de la diabetes es muy poco frecuente, sería posible conseguirla cambiando el estilo de vida.
En esta investigación, una de cada nueve personas con diabetes consiguió recuperar su nivel normal o “prediabético” de azúcar sanguíneo, después de seguir un programa destinado a que los participantes ingirieran entre 1.200 y 1.800 calorías diarias y practicaran actividad física al menos tres horas a la semana.
Al cabo de un año, el 11,5 por ciento de los participantes logró una remisión de la diabetes, al menos parcial, es decir que sus niveles de glucosa en sangre se normalizaron sin que tomaran medicamentos. En el grupo de control, que no siguió un programa intensivo dieta y ejercicio, las remisiones ocurrieron solo en el 2 por ciento de los casos. 
“Se asume que una vez que la diabetes aparece, no hay vuelta atrás, ni remisión ni curación, pero cambiar a una dieta saludable, un estilo de vida activo y el control del peso, facilita el manejo de la enfermedad y podría ayudar a suspender la medicación y reducir el riesgo de complicaciones”, según el doctor Gregg, autor principal del estudio.
Por otro lado, algunos niños menores de cinco años diagnosticados de algún trastorno del espectro autista, TEA, pierden los síntomas, así como el diagnóstico, al hacerse mayores, según una investigación financiada por los Institutos Nacionales de Salud Mental de Estados Unidos (NIMH) y dirigida por la doctora Deborah Fein, de la Universidad de Connecticut-Storrs.
Ese estudio se efectuó con 34 niños que recibieron un diagnóstico precoz de autismo y ahora no presentan síntomas, 44 niños con características autistas muy marcadas, como la incapacidad emocional y el retraso en el aprendizaje, y otros 34 pequeños con un desarrollo normal del TEA, todos ellos de entre ocho y 21 años de edad.
Si bien este estudio no aporta información sobre el porcentaje de niños diagnosticados con autismo que podrían perder los síntomas, según sus autores puede arrojar luz sobre si los cambios en los niños asintomáticos se deben a una normalización de su función cerebral o si sus cerebros han sido capaces de compensar las dificultades relacionadas con este problema.
“Aunque normalmente el diagnóstico del trastorno del espectro autista no desaparece con el tiempo, las conclusiones obtenidas en este informe indican que existe un pequeño porcentaje de casos que consiguen superar este padecimiento“, ha señalado el director del NIMH, Thomas R. Insel.  (Eugenio Frater).


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