Aunque no se ha determinado con certeza cuál es la causa de estas anomalías adquiridas en el nacimiento, se han identificado algunos factores de riesgo. Según Gordillo, causas externas como el consumo de drogas y alcohol durante el embarazo, la administración de ciertos medicamentos, infecciones virales o la diabetes materna pueden influir en el desarrollo de estos defectos, que pueden ser detectados antes de que nazca el bebé. Este diagnóstico temprano se hace a través de una ecografía que el ginecólogo solicita entre la semana 20 y 22 de embarazo.
Esta prueba crea una imagen del feto en el útero materno para identificar y medir el corazón, la cabeza y la columna vertebral. Roberto Moncayo, ecosonografista de Ecuamédica, explica que cuando se detecta alguna irregularidad en los resultados, se recomienda una ecocardiografía fetal, examen específico para identificar el flujo sanguíneo, ritmo cardíaco y la conformación de las estructuras del corazón del bebé. Si se detecta una enfermedad congénita se debe conformar un equipo especializado que atienda el parto.
Moncayo explica que es fundamental repetir los estudios después del alumbramiento, porque al cortar el cordón umbilical se terminan de conformar las partes de este músculo. Si no resulta así, los especialistas deberán decidir si es necesaria una intervención quirúrgica y qué método emplear. En la actualidad, morir por una anomalía congénita del corazón no es una regla general. Gordillo dice que los avances en el campo de la medicina han permitido que estos problemas se detecten a tiempo . Recuerda que antes se hacía una cirugía a la semana por este tipo de malformaciones y que ahora pueden llegar hasta diez operaciones, en el mismo período de tiempo.
En los últimos años, el cateterismo dejó de ser solo un método para el diagnóstico y se convirtió en una técnica terapéutica, menos invasiva que la cirugía tradicional. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las malformaciones cardíacas están entre los trastornos congénitos más graves, junto con los defectos del tubo neural y el síndrome de Down. Sin embargo, no siempre es posible detectar las afecciones congénitas en el período prenatal.
Existen casos en los que los niños asisten a consulta pediátrica por síntomas como: sudor excesivo por las noches, coloración morada en los labios y uñas, palpitaciones (arritmias), desmayos, entre otras manifestaciones. Es entonces cuando el médico escoge entre varios exámenes para determinar la naturaleza de la afección. Entre los métodos más empleados están la radiografía de tórax, electrocardiograma y ecocardiograma, entre otros. Estas mismas pruebas se usan para identificar estas malformaciones en adultos. Según Nelson Amores, cardiólogo, actualmente las afecciones más comunes del corazón se derivan de la hipertensión y de la arteriosclerosis, males que se relacionan con el estilo de vida (alimentación rica en grasas saturadas, sedentarismo, consumo de tabaco y más).
Sin embargo, existen pacientes que pueden vivir muchos años con un mal congénito sin saberlo. La Asociación del Corazón de Texas calcula que aproximadamente el 5% de las personas que se somete a una cateterización cardíaca para averiguar por qué tiene dolor en el pecho sufre una malformación congénita. Las personas que nunca lo llegan a averiguar, sobre todo, corren el riesgo de morir súbitamente. 5% de personas que se somete a una cateterización cardíaca por dolor de pecho sufre una malformación congénita.
F: ElComercio
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